Guau, hola a todos.
Voy a dejar mi teléfono
y resistir al deseo de hacer una selfie
para demostrar que he estado aquí.
Como ya se ha dicho,
me llamo Jessica O'Reilly
y soy sexóloga.
Eso es un trabajo de verdad.
¿Me creen?
Tres de Uds. sí.
Así que todos Uds. están del lado de
mis padres, ya lo pillo, no hay problema.
Tuve una madre dura.
Bueno, sexóloga, ¿eso qué significa?
Significa
que paso mucho tiempo hablando de sexo.
Y casi nada de tiempo teniéndolo.
(Risas)
Pero hoy estoy aquí
para hablarles de un tema serio.
Estamos en un momento de crisis.
Hay una epidemia mundial
que se contagia por el aire.
Afecta a los jóvenes y a los mayores,
y no tiene límites geográficos.
Este problema no es diferente
a otras crisis extendidas,
como la economía o el cambio climático.
Pero esta crisis afecta a más de nosotros
y de manera más personal y perceptible.
Rompe familias.
Causa graves estragos en los
más vulnerables de nosotros
y es contagioso.
Se está extendiendo.
Y aun así, nos cautiva en cierto modo.
Hablo de la crisis del matrimonio
monógamo moderno.
Si les hiciera una oferta del 50 %
en cualquier ámbito de sus vidas,
¿aceptarían?
Si les pido que inviertan en mi fondo
hay un 50 % de probabilidades
de que les devuelvan el dinero.
O que firmen un acuerdo comercial,
tienen un 50 % de probabilidades
de quiebra pero bueno, ¿por qué no?
O que se suban a este vuelo,
tienen un 50 % de probabilidades
de que vuelvan a casa a salvo.
Aunque les ofreciera dos piezas
de equipaje para facturar gratis,
(Risas)
probablemente dirían que no.
Pero el matrimonio monógamo moderno
ofrece incluso peores estadísticas
si tenemos en cuenta las tasas
de divorcio y de infidelidad.
En América del Norte, las tasas
de divorcio superan el 40 %,
aún más, si contamos
los segundos y terceros matrimonios.
En mi familia a veces
incluso superamos los tres.
Cuatro, cinco y seis.
Ya conocen las peleas de mi marido
por Riaz.
Así que voy a dar más información.
Las tasas de infidelidad en América
del Norte se sitúan entre el 25 y el 45 %,
según quién pregunte y quién haya
tomado suero de la verdad esa mañana.
Y las investigaciones apuntan
a que las tasas de satisfacción
en el matrimonio se desploman
tras la fase de luna de miel,
y jamás se recuperan.
Da miedo.
Mucha gente joven elige no casarse.
Las tasas de matrimonio caen.
Tal vez porque han visto
la investigación que demuestra
que la gente casada no es, en realidad,
más feliz que la soltera.
¿Han oído hablar del robo de pareja?
Aparentemente, el 60 % de los hombres,
vaya, vaya,
y el 54 % de las mujeres,
no somos mejores,
han intentado seducir a alguien casado.
¿Qué está pasando?
Cuando combinamos estas estadísticas,
miramos los números.
Vemos que en el matrimonio,
un 50 % de probabilidades
es el mejor de los casos.
El matrimonio está en crisis.
No estoy diciendo que acabemos con
el matrimonio; soy fan del matrimonio.
Incluso lo elegí para mí.
(Risas)
He estado felizmente casada
con mi marido durante ocho años,
he vivido con él durante 13.
Lo que digo es que el matrimonio
es un fracaso en el diseño humano.
No importa que la investigación diga
que el matrimonio es bueno para mi salud,
y aún mejor para la de los hombres,
ellos siempre ganan.
Y no importa que todos nos casemos
con las intenciones más nobles, ¿verdad?
Vivir felices para siempre,
amar a nuestra pareja incondicionalmente,
ayudarles a convertirse en
la mejor versión de sí mismos.
Porque no siempre termina así.
Por culpa de este fracaso
en el diseño humano,
el matrimonio puede restringir
el crecimiento personal,
e incluso reprimir, con sus
exigencias de monogamia absoluta.
En cualquier otro aspecto,
si vemos tasas de fracaso
como las del matrimonio,
haríamos algo al respecto.
Cuando los mercados caen
hacemos algo al respecto:
ajustamos tasas de interés,
establecemos medidas de austeridad,
desarrollamos paquetes de incentivos.
¿Verdad?
(Risas)
Si un auto tiene algún tipo de avería,
pedimos que lo retiren y lo reparen.
Y si una superbacteria
no reacciona a una vacuna,
volvemos al laboratorio para que
desarrollen una nueva fórmula.
Cuando algo no funciona,
cuando cualquier cosa
no funciona, innovamos.
Entonces, ¿por qué aceptamos
el matrimonio monógamo
en su forma actual,
a pesar de su diseño defectuoso?
¿No se beneficiarían nuestras relaciones
de un paquete de incentivos?
Una retirada temporal.
Solo una noche.
(Risas)
¿No es hora de volver al laboratorio
y analizar los problemas,
poner a prueba la norma
defectuosa e innovarla?
Algunas parejas ya lo han hecho.
Rechazan la monogamia en general.
Como los intercambios de parejas,
conozco muchos casos.
Sorpresa, sorpresa, dice la sexóloga.
Tienen sexo con otras personas
y les funciona.
Los poliamorosos tienen relaciones
emocionales, íntimas, cariñosas y sexuales
con múltiples parejas, y eso les funciona.
Y las relaciones abiertas
vienen en muchas formas
diseñadas personalmente por cada pareja
o trío o cuarteto, o más,
sea como sea.
A muchas parejas les han funcionado
las relaciones abiertas,
como a Rosa y Dan.
Después de 22 años de casados,
dijeron: "Esto tiene que cambiar".
Con sus palabras.
Así que decidieron abrir su relación
y ahora tienen amantes
por toda América del Norte,
y no podrían ser más felices.
Pero, al igual que la monogamia,
las relaciones abiertas solo funcionan
en un número muy pequeño de personas.
Aproximadamente de un 4 % a 5 %
de personas lo han intentado
con un cierto grado de éxito.
El problema de las relaciones abiertas
es que la mayoría no queremos una.
Nos parece bien que la gente sea abierta,
pero no queremos compartir
a nuestras parejas.
Ser felices para siempre
con tu alma gemela
es una idea demasiado arraigada en
nuestro subconsciente desde que nacimos.
Lo que hemos determinado hasta ahora
es que por un lado están los monógamos.
La monogamia funciona en un
número pequeño de personas.
Y por otro lado están los no monógamos,
y eso funciona en un número
aún más pequeño de personas.
Y el resto de nosotros
estamos en algún lugar en medio.
¿Qué pasa con el resto?
La infidelidad no es una opción.
No quiero ni meterme en ese tema.
¿Cómo encontramos nuestro final feliz?
Señoras y señores, queridos invitados,
yo propongo
que la solución sea considerar
el área gris de la "casi-monogamia".
(Risas)
La palabra existe desde hace un tiempo.
Recuerdo escucharla cuando era niña
y no debería escuchar
a los amigos de mis padres
en los años 80, pero se popularizó
gracias a columnistas de sexo,
como Dan Savage, recientemente.
Dan usó este término
para describir su relación
en la que es monógamo
de manera emocional, práctica y amorosa
con su pareja,
pero, en el plano sexual,
pueden hacer otras cosas.
Y, para mí, eso se parece más
a una relación abierta.
Así que lo que sugiero es
que ajustemos el término,
la filosofía de la casi-monogamia,
para hacerlo más accesible
al resto de nosotros,
los que estamos dentro del área gris.
Usemos la casi-monogamia
para sacar la monotonía de la monogamia
pero conservando la santidad,
la seguridad y la comodidad
de nuestras relaciones.
Y ¿cómo sería la casi-monogamia?
Las parejas casi-monógamas pueden
buscar en fuentes extramatrimoniales
estimularse sexualmente.
Pero solo en el pensamiento,
no en la acción.
Así que, si soy casi-monógama,
es posible que hubiera un voluntario
que fuera bastante lindo.
puedo mirar otra vez.
Espero no haberle hecho sentirse incómodo.
No era mi intención.
Es posible que haya descansado
y pensado un poco en él.
Es posible que piense en él esta noche.
(Risas)
Pero nunca voy a actuar
sobre ese pensamiento.
Y admitir este pensamiento
y otros parecidos,
que están prohibidos
en muchas relaciones monógamas,
sirve para estabilizar aún más mi relación
porque cuando hablamos
sobre estos pensamientos prohibidos
de manera abierta
reducimos el poder
y disminuye la probabilidad
de que actuemos así.
Así que podemos pensar, pero no actuar,
y podemos hablar, pero no tocar.
Las parejas casi-monógamas pueden
buscar en fuentes extramatrimoniales
excitación y placer sexual
hablando, pero no tocando.
Un buen ejemplo de esto
es coquetear con otras personas.
Concédanme unos segundos.
Imagínense esto: están
en un bar con su pareja.
Digamos que su marido.
Y hay una camarera muy linda.
No demasiado linda.
(Risas)
Todos tenemos nuestros límites.
Y lo pican un poco:
"Es muy linda, ¿verdad?
Creo que te estaba mirando.
Estás muy sexy esta noche, amor".
Ella no lo estaba mirando para nada,
pero a todos les gusta
que les suban el ego.
Si les convencen, tal vez hasta
intenten coquetear con ella un poco.
Tal vez incluso Uds. coqueteen también.
Por supuesto, mostrando todo el respeto
a la camarera y a la relación.
Y al final de la noche,
se irán juntos a casa,
Ud. y su marido, no la camarera.
(Risas)
Las cosas claras.
Vuelven a casa y siguen con la fantasía.
La traman en la habitación.
Incluso hablan de hacer un trío.
"Cariño, estás muy sexy esta noche.
Quiero que ella venga
a casa con nosotros".
"Sí, yo también, ¿no te encantaría
que te tocaran cuatro manos?
¿Te lo imaginas?
Me encantaría compartirte".
Solo es hablar.
Usan todos los medios.
Lo llevan al éxtasis
y luego los dos lo pasarán muy bien juntos
y, cuando acaben,
lo tomarán de la mano,
lo mirarán a los ojos y le dirán:
"Ni se te ocurra pensar en ello".
(Risas)
Y él lo sabe y dice:
"Claro que no, cariño,
ha sido increíble, gracias.
Eres todo lo que quiero.
¿Quieres que te traiga algo,
una cerveza o una hamburguesa?
(Risas)
¿No debería terminar siempre así?
Bien.
Rompen las normas de la monogamia rígida
sin siquiera tocar a otra persona.
Solo es hablar.
Todo el coqueteo, la fantasía,
las cuatro manos, la camarera.
Nunca volverán a ese bar, por cierto.
Es cosa de una vez.
Solo hablar, nada más.
Pensamos pero no actuamos.
Hablamos pero no tocamos.
Y hay parejas
que se atreven a probar la casi-monogamia,
a las que les encanta.
Lo disfrutan, y dicen:
"¿Sabes? Las cosas nunca han ido mejor.
Lo vamos a llevar a otro nivel".
Estas parejas pueden decidir:
"Vamos a un club de striptease
para que nos bailen encima".
Unos años más tarde, quizá
lleguen a la sala del fondo,
la sala del champán.
No tengo ni idea de qué pasa ahí dentro.
(Risas)
Quizá adoren las conversaciones obscenas
y quieran involucrar a otra persona,
pero no quieren la amenaza
de alguien real en persona.
Así que llaman
a un teléfono erótico juntos.
Ya sé que no es 1982,
pero aún existen.
Y ganan muchísimo dinero,
es una industria próspera.
Quizá conozcan a alguien que
haga intercambios de pareja
y vayan a una fiesta
de intercambio de parejas.
Ellos no quieren hacer eso,
pero les gusta la idea del ambiente,
estar rodeados de este
tipo de elemento erótico;
el entorno, las vistas,
los sonidos, los olores.
No, los olores no, olvídenlo.
Solo las vistas, los sonidos y la energía.
Hay que recordar que las
relaciones casi-monógamas
es una mentalidad, no un comportamiento.
Hacen de ella lo que Uds. decidan.
Si no les gusta el club de striptease,
no vayan.
Si la idea de ligar
con una persona de verdad
parece demasiado arriesgada,
no lo hagan.
Quizá decidan apuntarse
juntos a una sala de chat
o usen un servicio de webcam
para divertirse un sábado por la noche.
No hay una fórmula universal
para el "felices para siempre".
Ni tampoco para la casi-monogamia.
Solo sugiero que nos podríamos beneficiar
al considerar opciones
que van más allá de los
límites rígidos de la monogamia.
Ahora estarán pensando:
"La casi-monogamia suena bien,
me encantan las strippers".
(Risas)
¿Verdad?
Y ahora los abdominales de los hombres
son más fuertes que nunca.
No suena nada mal.
Están pensando: "Esto suena bien,
¿pero cómo supero mis inseguridades?
¿Cómo afronto los celos?
Una parte de mí quiere arrancarle
los pelos a esa camarera".
O "no quiero que este tipo cachas
se frote contra mi mujer.
No lo puedo soportar.
Subí de peso con su embarazo,
tenía muchos antojos.
Un hombre no puede tener abdominales
fuertes después de un embarazo, ¿no?"
Todas estas preocupaciones son válidas.
No puedo ayudarles con los abdominales,
pero cada pareja
se enfrenta a estos celos,
a estas inseguridades,
a estos retos, a su manera.
Algunas dan pequeños pasos.
No se sumergen en la casi-monogamia,
van poco a poco.
Podrían empezar solo admitiendo
qué famosos les parecen atractivos.
Podrían necesitar un espejo
para encontrar la manera
de revelar sus fantasías
más profundas y oscuras.
Pero estos años, este proceso,
es lo que lo hace sexy.
Un poco de miedo y ansiedad,
equilibrado con amor, comodidad
y seguridad es la receta perfecta
no solo para el amor, sino para el deseo.
Otras parejas, además
de dar pequeños pasos,
deciden seccionar
el elemento casi-monógamo
de sus relaciones.
Dicen: "Me gusta nuestra
relación tal y como es.
Me gusta un poco la casi-monogamia,
pero no demasiado".
Así que tal vez inventen una regla
por la que hablen de las fantasías
que involucran a otras personas
solo en ocasiones especiales.
O todos los martes, o en marzo,
lo que sea que les funcione.
Tal vez les encante la idea
de ligar con otras personas
porque ligar es muy divertido,
saca al animal sexual que llevan dentro,
aumenta su autoestima
y puede ser hasta sexy
ver cómo su pareja coquetea
con otra persona
bajo mutuo consentimiento.
Pero tal vez solo lo hagan una vez al año,
cuando están de vacaciones.
O tal vez el bar con la camarera
está demasiado cerca de casa,
así que solo lo hacen cuando están juntos
al menos a 300 km de su ciudad;
lo que sea que les funcione.
Algunas parejas
persiguen la casi-monogamia
y sobrepasan sus límites
y terminan arrepintiéndose,
pero el arrepentimiento
no equivale al desastre.
Los errores son las oportunidades
más importantes de aprender y crecer
en una relación.
Cuando pensamos en la casi-monogamia
o en las relaciones,
podemos imaginárnoslas como una goma.
Podemos estirarla en esta dirección,
pero sigue volviendo a su forma sólida.
Podemos estirarla por aquí,
y no significa que haya que
volver a hacerlo si no quieren.
Lo pueden estirar de esta manera,
y no significa que la próxima vez,
el próximo día, mes o año,
haya que estirarlo más aún.
De hecho, tal vez no quieran
porque se puede romper.
Lo que hay que saber es que el progreso
y las relaciones son elásticos.
No son rígidos.
Cuando miramos a la casi-monogamia
no solo vemos anécdotas y suposiciones,
también vemos la ciencia
de por qué las relaciones casi-monógamas
pueden ser la cura que buscamos
a esta epidemia de matrimonios
monógamos defectuosos.
No hay, por supuesto,
un conjunto de normas
para el éxito de una relación.
Sin embargo, hay unos componentes
que suelen estar presentes en
matrimonios felices y duraderos.
El primero es la expresión
emocional habitual.
Los científicos hacen que suene elegante.
Significa hablar.
Hablar de sus sentimientos.
El bueno, el malo y el feo.
Admitir cuándo tienen celos,
admitir cuando se sienten
un poco desanimados.
Esto es importante.
El segundo es un equilibrio
entre la conexión y la libertad.
Todo se basa en la teoría
de la expansión propia.
Esta teoría explica
que somos más felices
en nuestras relaciones
cuando nuestras parejas nos
ofrecen oportunidades de crecer.
Los humanos son animales,
estamos programados
para buscar cambios, novedades.
Tenemos sed de cambios.
Y cuando nuestras parejas calman esta sed
estamos más felices con ellos
y nos sentimos más atraídos hacia ellos.
El tercer componente
de una relación feliz
es una vida sexual activa.
Esto no significa
que haya que colgarse de las lámparas
de araña o hacerlo todos los días,
o semanas, o meses.
Solo significa que nos esforzamos
en nuestra vida sexual.
Hasta el Papa, los cardenales católicos
y los obispos lo saben.
¿Saben por qué?
La semana pasada en el Vaticano
hubo un simposio de hombres
célibes sobre el matrimonio.
Se reunieron para analizar lo que
hace que un matrimonio funcione
e invitaron a expertos.
Y una pareja de expertos de Australia,
que llevaba 55 años casada,
le contó a este grupo de hombres célibes
que su vida sexual había tenido,
y seguía teniendo, primordial importancia.
Me pareció muy interesante.
En mi profesión, trabajo
con parejas de todo el mundo,
miles cada año.
Y lo que he visto
es que cuando las parejas consideran
abrir su definición de monogamia,
aunque sea de la manera más pequeña,
se obligan a que su relación progrese
en alguno de estos elementos.
La expresión emocional,
la conexión equilibrada con la libertad
y la vida sexual activa
se convierten en la costumbre,
tan pronto como vean
la monogamia como un continuo.
Les voy a dar un ejemplo
de estas observaciones.
Presento un reality show, lo siento,
para PlayboyTV,
pero estoy orgullosa de
decir que este programa
es uno de los pocos programas
reales en la televisión.
Va sobre un gran grupo de parejas
liberales que viven en una casa,
y cada fin de semana
traigo a una nueva pareja
que nunca antes ha hecho
un intercambio de pareja,
para que decidan si quieren intentarlo.
La casa se llama "La casa liberal",
pero es mi laboratorio personal
porque me permite observar a las
parejas en su hábitat natural;
excepto por las cámaras y todo eso.
(Risas)
En unos minutos se olvidan
de que están ahí.
Algunas de estas parejas nuevas, que
nunca han intercambiado pareja antes,
deciden sumergirse de lleno.
Saben que el intercambio de
parejas está hecho para ellos.
Otros, por otro lado,
se dan cuenta rápidamente
de que no están dispuestos
a compartir a su pareja.
Y lo más interesante es que
he aprendido mucho de este segundo grupo
porque no quieren ser monógamos,
y tampoco quieren una relación liberal,
pero la mera posibilidad
de abrir su relación
los une aún más.
Están obligados a hablar
de sus sentimientos,
a equilibrar las necesidades de la pareja
con las del individuo.
Y es la Casa Liberal de
PlayboyTV así que, obviamente,
están obligados a pensar
sobre su vida sexual.
Quiero ser muy clara, las parejas
casi-monógamas no son parejas liberales.
Pongo este ejemplo porque muchos de ellos
deciden no intercambiar a sus parejas.
De hecho, practican
una versión de la monogamia,
la podríamos llamar Monogamia 2.0,
y sus matrimonios son prósperos.
¿Podrá la casi-monogamia salvar a un
matrimonio defectuoso? Claro que no.
Solo aborda un componente de
la relación, la parte íntima.
Pero es un componente importante,
como los hijos y el dinero.
El sexo es uno de los temas
más polémicos del matrimonio moderno.
Y aunque la casi-monogamia
no pueda salvar a un matrimonio,
puede ser la cuerda salvavidas
que necesitamos
para inclinar la balanza en favor
de la institución del matrimonio.
La configuración predeterminada
del matrimonio tiene que cambiar
porque estamos en una crisis.
Esta crisis,
el defecto del matrimonio monógamo,
nos empuja al borde de una nueva frontera.
La solución de la casi-monogamia
parece radical,
pero ¿qué otra opción tenemos?
¿El fracaso?
Lo queramos admitir o no,
cada pareja en esta sala
y cada pareja ahí fuera
está en riesgo de fracaso.
Es una realidad estadística.
Así que me voy a despedir
con una pregunta:
¿Considerarían inclinar su perspectiva
y abrir sus mentes a la posibilidad
de la casi-monogamia,
si eso significa que podrían
proteger a su relación de esta crisis,
estrechar lazos,
y aumentar las posibilidades
de vivir felices para siempre?
Gracias.
(Aplausos)