El profesor Fukanō, el famoso
científico excéntrico y aventurero,
se ha embarcado en un nuevo desafío:
volar por el mundo sin escalas
en un avión de diseño propio.
Capaz de viajar consistentemente a la
increíble velocidad de 1 º de longitud
alrededor del ecuador, por minuto,
el avión tardaría seis horas
en dar la vuelta al mundo.
Solo hay un problema:
El avión solo puede contener
180 kilolitros de combustible,
lo suficiente para exactamente
la mitad del viaje.
Seamos honestos.
El profesor quizá diseñó el avión
para contener más combustible,
pero ¿qué gracia tendría eso?
En cambio, ha ideado una solución
un poco más elaborada:
Construir tres aviones idénticos
para la misión.
Además de su velocidad,
el profesor los ha equipado con algunas
otras características increíbles.
Cada uno de los aviones puede transferir
instantáneamente cualquier cantidad
de combustible a los otros en el aire
sin desacelerar,
siempre que estén uno al lado del otro.
El profesor pilotará el primer avión,
mientras que sus dos ayudantes Fugōri
y Orokana pilotarán los otros dos.
Sin embargo, solo un aeropuerto,
situado en el ecuador,
ha concedido permiso para el experimento,
eso lo hace el punto de partida,
la línea final,
y el único lugar donde
los aviones pueden aterrizar,
despegar,
o cargar combustible en tierra.
¿Cómo deben coordinarse los tres aviones
para que el profesor vuele continuamente
todo el viaje y logre su sueño
sin que nadie agote el combustible
ni se estrelle?
Haz una pausa aquí si deseas
averiguarlo por ti mismo.
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Respuesta en: 2
Respuesta en: 1
Según los cálculos del profesor,
deberían poder llegar
por un pelo.
La clave es maximizar el apoyo
que proporciona cada asistente,
sin desperdiciar ni un kilolitro
de combustible.
También ayuda el pensar simétricamente
para que puedan hacer viajes
más cortos en cualquier dirección
y permitirle al profesor un largo trecho
sin ayuda en el medio.
Esta es la solución.
Los tres aviones despegan al mediodía
volando hacia el oeste.
Cada uno cargado completamente
con 180 kilolitros.
Después de 45 minutos,
o un octavo de la vuelta,
a cada avión le quedan 135 kilolitros.
Orokana le da 45 al profesor
y 45 a Fugōri,
reabasteciendo por completo a ambos.
Con sus 45 restantes,
Orokana vuelve al aeropuerto
y se dirige al salón en busca
de un merecido descanso.
45 minutos más tarde, con un cuarto
del viaje completo,
El profesor y Fugōri
están en 135 kilolitros de nuevo.
Fugōri transfiere 45
al tanque del profesor,
quedándose con los 90
que necesita para regresar.
El profesor Fukanō estira
y pone su álbum favorito.
Estará solo por un tiempo.
Mientras tanto, Orokana ha estado
esperando el regreso de Fugōri,
con su avión completamente reabastecido
y listo para salir.
Tan pronto como su avión toca el suelo,
ella despega, esta vez vuela al este.
En este momento, han pasado
exactamente 180 minutos
y el profesor está a mitad
de camino de su viaje
y le quedan 90 kilolitros.
En los próximos 90 minutos,
el profesor y Orokana
vuelan uno hacia el otro,
se encuentran en la marca
de los tres cuartos.
Justo cuando el profesor estaba
a punto de quedarse sin combustible,
ve el avión de Orokana.
Ella le da 45 kilolitros
de sus 90 restantes,
eso les deja 45 a cada uno,
la mitad de lo que necesitan
para llegar al aeropuerto.
Afortunadamente, Fugōri,
habiendo repostado, despega.
45 minutos más tarde, cuando los otros dos
están a punto de quedarse sin combustible,
los encuentra en el punto de 315 grados
y les transfiere 45 kilolitros
a cada uno, y queda con 45.
Los tres aviones llegan al aeropuerto
con sus medidores de combustible en cero.
Mientras los periodistas
y los fotógrafos animan,
el profesor promete que pronto habrá
vuelos comerciales con sus aviones,
tan pronto como descubran cómo
evitar que sus comidas a bordo
se derramen por doquier.