El anciano Dene Paul Disain solía decir,
"Nuestro idioma y cultura
son la ventana
por la que vemos el mundo".
Y en Isla Tortuga,
hoy conocida como Norteamérica,
existen muchas maneras únicas
y maravillosas de ver el mundo.
Como heredera
de la cultura indígena,
me interesa aprender anishinaabemowin,
mi lengua nativa,
porque me permite ver el mundo
a través de esa ventana.
Me deja conectar con mi familia,
mis ancestros, mi comunidad, mi cultura.
Y me deja reflexionar
sobre cómo puedo transmitirlo
a las nuevas generaciones.
Como linguista,
por lo general estoy interesada
en cómo funcionan los idiomas.
Analizo la fonética y fonología,
los sonidos del habla.
Observo la morfología,
o la estructura de las palabras.
Observo la sintaxis,
que es la estructura
de las oraciones y frases,
para aprender cómo los humanos
guardamos los idiomas en nuestro cerebro
y cómo los usamos para comunicarnos.
Por ejemplo,
el anishinaabemowin, como la mayoría
de las lenguas indígenas,
es una lengua polisintética,
lo que significa que existen
palabras muy, muy largas,
formadas por pequeñas piezas
llamadas morfemas.
Puedo decir, en anishinaabemowin,
"niwiisin", "yo como",
con solo una palabra.
O decir, "nimino-wiisin",
"comí muy bien",
también con una palabra.
O "nimino-naawakwe-wiisin",
"Yo como un muy buen almuerzo",
¿Cuántas palabras serían en inglés?
Cinco palabras en inglés,
solo una en anishinaabemowin.
Les he traído una pequeña prueba.
Solo respondan con una palabra,
¿De qué color es esta imagen?
Público: verde.
Lindsay Morcom: ¿De qué color es esta?
Público: verde.
LM: ¿De qué color es esta?
Público: azul.
LM: ¿Y esta?
(El público susurra)
No son preguntas capciosas, lo prometo.
Uds., como angloparlantes
vieron dos imágenes verdes
y dos azules.
Pero la manera de categorizar los colores
varía según los idiomas,
si Uds. hubieran sido rusos,
habrían visto dos imágenes
con distintos tonos de verde,
una que era "goluboy", es decir, celeste,
o la otra "siniy", azul oscuro.
Esos colores son vistos como distintos.
Si hablaran anishinaabemowin,
habrían visto que esas imágenes
eran ozhaawashkwaa
u ozhaawashkozi,
que significa ambas, verde o azul.
No significa que ellos no ven los colores,
sino que la manera de categorizarlos
y la manera de entender los tonos
es diferente.
Al mismo tiempo,
existen maneras universales
que utilizamos para categorizar colores,
y eso nos muestra cómo nuestros cerebros
comprenden y expresan lo que están viendo.
Otra característica que es maravillosa,
es que clasifica todas las palabras
como animadas e inanimadas.
Entonces, a diferencia
del francés o español
que clasifican las palabras
en femenino o masculino.
el anishinaabemowin y otras
lenguas algonquian
clasifican todas las palabras
como animadas e inanimadas.
Aquellas cosas que creen
que son animadas son animadas.
Cosas que tienen pulso: personas,
animales, plantas creciendo.
Pero hay otras cosas que son animadas
que podrían no imaginarlas,
como las rocas.
Las rocas son animadas,
y ese dato nos dice mucho
sobre su gramática
y también nos revela
aspectos muy interesantes
de cómo los hablantes
del anishinaabemowin
se relacionan o entienden
el mundo que los rodea.
Ahora, lo triste es que
esas lenguas originarias están en peligro.
Lenguas indígenas que poseen
tanto conocimiento sobre cultura,
historia,
sobre formas de relacionarse con el otro,
o con nuestro medioambiente.
Habiendo existido
desde tiempos inmemoriales,
estas lenguas se han desarrollado aquí
y poseen conocimientos invaluables
sobre el medioambiente
que nos ayudarían a relacionarnos
con la tierra en la que vivimos.
Pero están en peligro.
La gran mayoría de
las lenguas indígenas en Norteamérica
están consideradas en peligro,
y aquellas que no están en peligro,
son vulnerables.
Lo son así intencionalmente.
En nuestras leyes, políticas,
en nuestras casas de gobierno,
ha habido muchos intentos declarados
de eliminar las lenguas indígenas
y culturas en nuestro país.
Duncan Campbell Scott
fue uno de los arquitectos
del sistema de escuelas de internados.
Al presentar un proyecto que requería
la asistencia a internados
para niños indígenas en 1920, dijo:
"Quiero deshacerme del problema indígena.
Nuestro objetivo es continuar
hasta que no haya
un solo indígena en Canadá
que no haya sido absorbido
por el mundo político
y que no exista ningún asunto indígena,
y ninguna Secretaría para indígenas;
ese es el objetivo de la ley".
Las atrocidades que ocurrieron
en esos internados fueron documentadas.
En 1907,
el Dr. Bryce, experto en tuberculosis,
publicó un informe que revela
que en varios internados
un 25 % de los niños había muerto
por epidemias de tuberculosis
originadas por las malas condiciones
de esos lugares.
En otros internados, ese numero de niños
alcanzó un 75 %.
El gobierno federal le quitó
su financiación
por sus descubrimientos,
y fue forzado a retirarse en 1921,
y en 1922, publicó sus hallazgos.
Y durante ese tiempo,
niños indígenas fueron arrancados
de sus hogares,
separados de sus comunidades
para llevarlos a internados
dirigidos por la iglesia
en los que sufrieron, en muchos casos,
graves abusos emocionales,
físicos e incluso sexuales,
y siempre, abusos culturales,
ya que el fin de los internados
era eliminar
las lenguas indígenas y su cultura.
El último internado cerró en 1996.
Hasta ese momento 150 000 niños
habían ido a esos internados
en 139 instituciones a lo largo del país.
En 2007,
entró en vigencia el Convenio
sobre internados para indígenas.
Fue la demanda colectiva más grande
en la historia de Canadá.
Se destinaron USD 60 millones
para crear la Comisión de la Verdad
y Reconciliación de Canadá.
La CVR nos dio la posibilidad
de conocer historias de sobrevivientes,
ver el impacto que tuvo
en las comunidades y familias
y obtener acceso a investigaciones
en las que se estudió el efecto
completo de estos internados
en las comunidades indígenas
y en Canadá en su totalidad.
La CVR detectó que en estos internados
se llevó a cabo lo que se llama
genocidio cultural.
Afirman: "El genocidio físico es
el asesinato en masa de los miembros
de un grupo objetivo,
el genocidio biológico es la destrucción
de la capacidad reproductiva de ese grupo.
Y el genocidio cultural es la destrucción
de esas estructuras y prácticas
que permiten al grupo
continuar como grupo".
Los objetivos declarados
de Duncan Campbell Scott.
Entonces fue un genocidio cultural,
aunque como señala el autor para niños
y gran orador, David Bouchard,
cuando construyes un edificio,
y construyes un cementerio
al lado de ese edificio,
porque sabes que las personas
que vivirán allí van a morir,
¿cómo le llamas a eso?
La CVR también nos regaló
94 llamados a la acción,
faros que nos pueden mostrar el camino
mientras nos reconciliamos.
Varios de ellos pertenecen
directamente al idioma y la cultura.
La CVR nos convoca a garantizar
una educación adecuada y financiada
que incluya el idioma y la cultura.
Reconocer los derechos indígenas,
incluidos los lingüísticos.
Crear una Ley de Lenguas Aborígenes
destinada a reconocer y
preservar las lenguas indígenas,
con la financiación necesaria.
Crear un puesto para un Comisionado
de Lenguas Aborígenes
y desarrollar programas
de idiomas postsecundarios,
así como reclamar por los lugares
que hayan cambiado
de nombre a lo largo de la colonización.
Cuando el Convenio
sobre Internados para Indios.
entró en vigencia,
Naciones Unidas incorporó
la Declaración sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas
en 2007.
Establece que los pueblos indígenas
tengan derecho a establecer y controlar
sus propios sistemas
e instituciones educativas
que imparten educación
en sus propios idiomas,
de manera apropiada
a sus métodos culturales
de enseñanza y aprendizaje.
En 2007,
cuando entró en vigencia,
cuatro países votaron en contra.
EE.UU., Nueva Zelanda, Australia
y Canadá.
Canadá adoptó la Declaración
sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas en 2010.
Y en 2015, el gobierno prometió
ponerlo en práctica.
Entonces, ¿cómo vamos
a responder colectivamente?
Así está la situación actual.
De las 60 lenguas indígenas
actualmente habladas en Canadá,
todas menos seis, se consideran en peligro
según Naciones Unidas.
Entonces, las seis que no están en peligro
son el cree, anishinaabemowin,
stoney, mi'kmaq,
dene e inuktitut.
Y eso suena realmente mal.
Pero si ingresan al Atlas
de las lenguas del mundo en peligro
a través del sitio web de la UNESCO,
verán una pequeña "r"
justo al lado de ese idioma.
Ese idioma es el mi'kmaq.
El mi'kmaq ha experimentado
una revitalización importante
debido a la adopción
de un acuerdo de autogobierno
que fomentó cultura y educación
mediante el idioma
y ahora hay niños mi'kmaq
tienen el mi'kmaq como primer idioma.
Hay tanto que podemos hacer.
Estos niños son estudiantes
del Mnidoo Mnising Anishinabek Kinoomaage,
una escuela
de inmersión en la isla Manitoulin,
donde aprenden en anishinaabemowin.
Llegaron a la escuela
en jardín de infantes
hablando muy poco,
o nada de anishinaabemowin.
Y ahora, en tercer y cuarto grado,
están trabajando
en niveles intermedios y de manera fluida.
Al mismo tiempo,
tienen una autoestima
maravillosamente alta.
Están orgullosos de ser anishinaabe
y tienen habilidades
de aprendizaje sólidas.
No toda la educación
tiene que ser formal tampoco.
Nuestra comunidad local
tiene el Nido de Lenguas Indígenas
de Kingston.
KILN es una organización ahora,
pero comenzó hace seis años
con miembros apasionados de la comunidad
reunidos en una mesa
de la cocina de un anciano.
Desde entonces, creamos
experiencias de fines de semana
de aprendizaje multigeneracional,
donde enfocamos en transmitir
el idioma y la cultura a niños.
Usamos juegos, canciones, comidas
y actividades tradicionales para tal fin.
Tenemos clases
en los niveles principiante e intermedio
que se ofrecen aquí.
Nos asociamos a
juntas escolares y bibliotecas
para tener recursos e idiomas
en la educación formal.
Las posibilidades son infinitas,
y estoy muy agradecida
por el trabajo que se ha hecho
para permitirme transmitirle
el idioma y la cultura a mi hijo
y a otros niños
dentro de nuestra comunidad.
También hemos desarrollado
una comunidad fuerte, hermosa y vibrante,
como resultado
de este esfuerzo compartido.
Entonces, ¿qué necesitamos para progresar?
En primer lugar, necesitamos políticas.
Necesitamos que se promulguen
políticas con fondos
que garanticen que las lenguas indígenas
se incorporen significativamente
en la educación,
tanto dentro como fuera de la reserva.
En la reserva la educación se financia
a niveles mucho más bajos
que fuera de la reserva.
Y fuera de la reserva,
la educación de lenguas indígenas
suele descuidarse,
porque las personas suponen
que los pueblos indígenas no asisten
a escuelas provinciales,
cuando en verdad, un 70 %
de los pueblos indígenas en Canadá
vive fuera de la reserva.
Esos niños tienen el mismo derecho
a acceder a su lengua y cultura.
Más allá de las políticas,
necesitamos apoyo.
Y eso no solo significa apoyo financiero.
Necesitamos espacios
donde llevar a cabo actividades
como dar clases o para hacer contacto
con poblaciones no indígenas también.
Necesitamos de un apoyo
que resulte ser interesante
para aprender esa lengua.
Necesitamos apoyo donde se hable
sobre la importancia de estos idiomas.
Y para lograr eso, necesitamos educación.
Necesitamos acceso principalmente
a la educación de inmersión,
ya que esa es sin duda
la forma más efectiva
de garantizar la difusión
de las lenguas indígenas.
Pero necesitamos educación
en escuelas provinciales
necesitamos educación
para poblaciones no indígenas
y así poder llegar
a un mejor entendimiento mutuo
y avanzar juntos de una mejor manera.
Tengo esta cita en un cuadro
enmarcado en la pared de mi oficina.
Fue un regalo de un ex estudiante mío,
aliado de colonos, hace unos años,
y me recuerda que cada día
podemos lograr grandes cosas
si trabajamos juntos.
Pero si vamos a hablar
sobre reconciliación,
debemos reconocer
que una reconciliación que no resulte
en la subsistencia y continuidad
de las lenguas y culturas originarias
no es una reconciliación en absoluto.
Es asimilación,
y no debería ser aceptable
para ninguno de nosotros.
Pero lo que podemos hacer es
mirar los llamados a la acción,
ver la Declaración de Naciones Unidas
de Derechos de los Indígenas
y llegar a un entendimiento mutuo
de que lo que tenemos,
en términos de herencia
lingüística y cultural
para las comunidades en este país,
merece ser preservardo.
En base a eso, podremos avanzar
juntos,
para asegurar que
las lenguas indígenas se transmitan
más allá del año 2050,
o de la próxima generación,
sino, a las próximas siete generaciones.
Miigwech Niawen’kó: wa. Gracias.
(Aplausos)