Hola.
Soy Maisie Williams.
Y estoy como esperando
que alguien suba al escenario
y me diga que hubo algún
tipo de error de comunicación,
y que lo mejor es que me vaya.
¿No?
Maldición.
(Risas)
Bueno, algunos de ustedes
me conocen como actriz.
(Gritos) (Risas)
Otros quizá me conocen
simplemente por mis tuits.
(Gritos)
Oh, sí.
Y otros se enteran de quién
soy por primera vez ahora mismo.
Hola.
Ya sea que me conozcan de antes o no,
probablemente se estén preguntando
de qué les voy a hablar hoy.
Y les mentiría si dijera
que no me pasé una o dos noches
en vela para saberlo yo también.
Finalmente, aquí estoy.
Al enterarme de la noticia
de que daría una charla TEDx,
hice lo que la mayoría
de las personas haría,
y vi unas 50 charlas TEDx, una tras otra,
y leí "Habla como TED",
de Carmine Gallo, para inspirarme.
¿Me sentí inspirada?
Sí y no.
¿Me hizo querer salir y cambiar el mundo?
Claro que sí.
¿Me hizo sentir como alguien totalmente
incompetente para hablar en público,
sin ninguna idea nueva,
y que definitivamente necesita
un gran diccionario si quiere continuar?
De hecho, sí.
¿Qué podría decir que tuviera un impacto?
¿Qué quiero demostrar?
Y ¿a quién se le ocurrió que era
una buena idea darme una charla TEDx?
Esta es la parte donde les digo lo que sé.
Soy la más joven de cuatro hermanos.
Mis padres se divorciaron
cuando tenía cuatro meses.
Realmente fui la cereza en la torta
de un matrimonio terrible.
(Risas)
Tengo dos hermanastros
más jóvenes que yo
y un medio hermano que
es mayor que todos nosotros.
Crecí en una vivienda social
de tres habitaciones
con cuatro de mis seis hermanos,
en las afueras de Bristol.
Fui a una escuela muy normal.
Obtuve calificaciones muy normales.
No fui suficientemente buena
para obtener estrellas doradas,
y tampoco tan mala para ser
demorada después de clase.
Caminé por esa línea del medio
donde si me quedaba callada en clase,
probablemente lograría
que los profesores no me
hicieran preguntas durante semanas.
Toda mi realidad era bastante normal,
excepto por la manera
en que me sentía por dentro.
Tenía grandes sueños.
¡Qué sorpresa!
Desde que tengo memoria,
he soñado con convertirme
en bailarina profesional.
Tengo algunos recuerdos
de mi infancia que preferiría olvidar.
Pero durante esos momentos
de inmenso dolor,
me veía instintivamente caminando
hacía el reproductor de CD de mi mamá,
subiendo el volumen para tapar el ruido
y dejando que mi cuerpo
se moviese con el ritmo.
Es difícil describir cómo me sentía.
Manejaba emociones
cuyo nombre ni siquiera conocía.
Concentraba toda esa energía
y sentía cómo fluía por mi cuerpo
y salía por mis dedos.
Estaba sola en mi cabeza,
y sintiéndome viva como nunca.
En esa época, no sabía
mucho del gran mundo afuera,
pero sabía que este
sentimiento era adictivo;
y no iba a detenerme por nada
hasta que esta fuera mi profesión.
A los ocho años, me inscribí
en la clase de baile.
Y a los diez, le informé a mi madre
que ya no quería ir a la escuela.
Quería ser como Billy Elliot
e ir a la escuela de teatro.
Esa fue mi primera oportunidad
o mi primer reto.
Incluso a la edad de diez años,
estaba dispuesta a abandonar a mis amigos
e irme lejos, a una escuela privada,
lejos de mis hermanos, de mi mamá.
Ella me preguntaba constantemente:
"¿Estás segura de que es
esto lo que quieres?".
Y, para mí, no había nada que pensar.
No solo lo quería; lo necesitaba.
Mis rodillas sucias y mis dientes torcidos
no estaban en la lista de requisitos
para convertirme en bailarina profesional.
Y ahora que veo en retrospectiva,
tanto yo como mi mamá
nos veíamos muy fuera de lugar.
Pero, en esa época, era muy joven
e ingenua para sentirme inadecuada.
No me importaba.
Si Billy Elliot pudo hacerlo,
yo también podía.
Cuando mi audición terminó, volví a casa
y pasé dos semanas mirando por la ventana,
esperando al cartero,
esperando por el billete
que me saque de mi pueblo adormecido
hacia un mundo de manos
de jazz y dormitorios de estudiantes.
Fueron buenas noticias...
seguidas de malas noticias.
Logré entrar, pero los costos para
asistir a una escuela así no eran bajos,
y a pesar de mis esfuerzos,
no recibí ningún apoyo del gobierno.
Hice la audición el año siguiente.
Esta vez, recibí el 40 % de financiación,
pero era dinero que nosotros no teníamos,
y eso me rompió el corazón.
Era suficientemente buena.
Logré entrar.
Pero no iba para ningún lado.
Era una bendición disfrazada,
aunque si alguien
me hubiera dicho eso en esa época,
seguro le habría mostrado el dedo
del medio y le habría dicho que se largue.
No pensaba rendirme tan fácilmente.
Así que, a los 11 años, exploté de emoción
cuando mi maestra de baile
me informó de una prueba de talentos
que supuestamente podía
convertirte en una estrella.
Esa fue la segunda oportunidad
que se me presentó.
Ingresé a canto, actuación,
baile y modelaje.
La prueba de talentos consistía
en talleres y seminarios
con especialistas que te ayudaban
a prepararte para la presentación
al final de la semana.
Conocí a una mujer
llamada Louise Johnston
en un taller de actuación improvisada,
que me dio las palabras "bola de bolos",
y me pidió que creara una escena
corta inspirada por estas palabras.
Después de hacerla reír
con una historia ficticia
de cómo le lancé una bola de bolos
a mi hermano y rebotó,
me pidió que me uniera
a su academia de actuación.
Realmente no sabía qué significaba eso.
Sabía que haría audiciones
para películas y tal vez sería actriz,
pero aún soñaba con convertirme
en bailarina profesional,
así que esta dama tendría
que esforzarse mucho más
si quería convencerme,
a mis 11 años, de convertirme en actriz.
¿Me iba a quitar tiempo
de las 30 horas semanales
que dedicaba a bailar?
¿Y si no me daban el papel?
¿Iba a ser demasiado frustante?
Y ¿tienen las actrices
dientes como los míos?
Porque si es así, aún no he visto
ninguna de sus películas.
Después de conocer a Louise
en febrero de 2009
y tratar sin éxito de obtener el papel
en la famosa secuela
"El regreso de la nana mágica",
mi segunda audición fue para
un programa llamado "Game of Thrones".
Esta fue la tercera oportunidad
que se me presentó.
Monté los escalones
de la Iglesia Metodista
tomando la mano de mi madre,
posé mi pequeño trasero en una de
las sillas fuera del salón de audiciones,
y escuché a una insoportable niña,
con su madre más insoportable aún,
hablar de las muchas audiciones
en que se había presentado antes de esa.
Y también hablaba de su pez mascota.
Llamaron mi nombre, y entré.
Tenía un fuerte acento de Brístol
y unas ojeras tan negras y grandes
que me ocupaban media cara,
y un hueco en la rodilla de mi pantalón
que intenté cubrir con la mano izquierda
mientras caminaba hacia la amable
señora que grabaría mi audición.
Pero tan pronto como presionó "grabar",
todo esto desapareció.
Así como cuando bailaba
en la sala de mi madre,
logré controlar todas
mis inseguridades y dudas
y lo dejé fluir mediante las palabras
que salían de mi boca.
Era atrevida.
Era ruidosa.
Estaba enojada.
Y por ello, era perfecta.
Después de obtener el papel
y grabar el episodio piloto,
el programa creció lentamente
hasta llegar a ser uno de los más
grandes de la historia de la televisión.
Al día de hoy, hemos superado todos
los récords de audiencia de HBO.
Nos han nominado a más de 130 Emmys,
y fuimos el programa con más nominaciones
al Emmy de todos los tiempos.
Recientemente terminamos de grabar
la octava y última temporada
que, según los pronósticos,
romperá nuestros propios récords.
Y tras una década desde
el día de mi primera audición,
aún me pregunto:
¿cuándo podré ser Billy Elliot?
(Risas)
Bromeo, pero en serio, no tengo
ningún plan de detenerme.
Desde que me dedico a esto,
he estado como en un campo minado.
He crecido de niña a adulta,
y pasé de 1,20 m a unos
increíbles 1,52 m de estatura.
(Risas)
Siempre he tratado de decir lo correcto,
y por accidente he dicho lo incorrecto.
He tratado de no maldecir mucho,
y de no decir "bueno, bueno"
todo el tiempo.
En febrero de 2017,
con mi amigo Dom bebíamos
una cerveza en mi cocina,
y me confesó que hay un problema
enorme en los trabajos creativos.
Le di la razón.
La serie de eventos
que me llevaron a ese punto
fue resultado de la suerte
y de la oportunidad,
y eran imposibles de recrear.
Me sugirió que creáramos
un medio social,
pero solo para que los artistas
pudieran colaborar entre sí
y crear una profesión.
Esta fue la cuarta oportunidad
que se me presentó.
"Genial", pensé.
"¿Cómo demonios lo hacemos?".
Así nació "Daisie".
Claro, todos los que sabían de mi nuevo
emprendimiento, pensaron que estaba loca,
pero sé que es algo
que puedo ayudar a cambiar.
Este año, en esta actividad, hemos visto
un gran cambio con el movimiento "Me Too".
La actividad se construye con
"porteros" que tienen todo el poder
y eligen a quienes creen suficientemente
talentosos para pasar al siguiente nivel.
Generalmente, es más fácil lograr
la atención de estas personas
si te graduaste de
una escuela prestigiosa.
Pero incluso en ese caso, tengo amigos
que acaban de salir de la escuela de arte,
después de prepararse por años y aún
no están ni cerca de hacer una carrera.
Ahora bien, no digo que con Daisie
convertiré a todos en estrellas,
pero sí creo
que la clave del éxito en la actividad
creativa es la colaboración.
Los actores son buenos
si sus guionistas son buenos.
Los músicos son intensos
si sus productores lo son.
Y los diseñadores necesitan a sus equipos.
Para comenzar la empresa,
nos autofinanciamos.
Tenía unos ahorros de "Game of Thrones"
para gastar en lo que quisiera.
Dom tenía varios negocios
desde los 16 años,
lo que quería decir
que también tenia sus ahorros.
Invertimos nuestro dinero,
50 y 50, y creamos un equipo.
Ahora bien, Lady Gaga
ha dicho muchas veces
que podría haber un salón con
100 personas, y 99 no creen en ti,
pero solo hace falta esa
persona que cree en ti
para que tu vida cambie.
Bueno, ahora tenemos un equipo de seis.
Durante los 16 meses siguientes, creamos
nuestro "producto mínimo viable".
Si se preguntan qué es,
yo recién lo descubrí
hace unos seis meses.
Y según entiendo, es un producto
que demuestra ser un problema
cuya solución requiere
el menor esfuerzo grupal.
Así que, básicamente, en mi opinión,
estás promocionando algo
que sabes que será bueno algún día,
pero que por ahora es un poco malo.
Y para nosotros, ese producto
era la app iOS.
Los seis ocupamos una oficina
en el jardín de Dom,
y el 1 de agosto de 2018
lanzamos nuestra primera versión.
Tuvimos más de 30 000 descargas
en las primeras 24 horas
y más de 30 000 comentarios
preguntando cuándo llegaría
la versión Android.
A pesar de que nuestra app era imperfecta,
con fallas y hecha por un sola persona,
era exactamente lo que
necesitábamos para tener inversores.
Aprendimos mucho de nuestros
usuarios enojados y temibles inversores.
Y en los últimos seis meses,
nuestro equipo ha llegado a 16 personas.
Desde entonces y hasta ahora,
estuvimos creando la versión dos,
que lanzaremos en abril.
En la actividad,
hay una frase muy común
que seguramente conocen:
"Lo importante no es lo que sabes,
sino a quién conoces".
Y con Daisie, espero devolver
ese poder a los creativos.
Quiero animar a la gente
a crear una lista de contactos
con la que van a trabajar
mientras dan sus primeros pasos
hacia el volátil y a veces
difícil mundo creativo.
Soy de la generación
que creció con internet.
Es lo único que conozco.
Estamos conectados, somos
conscientes y somos el futuro.
Espero que Daisie pueda rejuvenecer
los paisajes algo distópicos,
plagados de publicidad,
en que se han convertido
las plataformas de redes sociales.
Espero crear un espacio
donde otros puedan mostrar su arte
en vez del automóvil que conducen,
y si lo compraron
en efectivo o con un crédito.
En un mundo en el que literalmente
cualquiera puede ser famoso,
deseo inspirar a otros
a que desarrollen su talento.
El talento te llevará mucho más
lejos que tus 15 minutos de fama.
¿Porqué estoy diciendo esto?
El solo hecho de que esté aquí
dando una charla TEDx ahora
está mucho más allá de lo que
creí que sería capaz de hacer.
Incluso al escribir la biografía
para mi discurso,
me di cuenta de que, en una década,
todo en mi vida ha cambiado.
Soy una actriz nominada al Emmy,
una emprendedora y una activista,
pero no tengo ningún diploma formal.
Cuando abandoné la escuela hace 7 años,
me prometí seguir aprendiendo
a pesar de que nunca quise
volver a poner un pie en un aula.
¿Quién sabe lo que va a ocurrir
en mi vida en los próximos 10 años?
Realmente no tengo idea.
Nunca he tenido una meta final.
Ha funcionado bien hasta ahora.
Por eso, cree en ti mismo.
Si hay algo que he aprendido es
que hay un lugar para cada quien.
Haz preguntas,
y ríete de quienes dicen
que son preguntas tontas.
Disponte a aprender
y admite cuando no tengas
ni idea de lo que está pasando.
Nunca te detengas,
y atrévete a soñar en grande.
Gracias por escuchar.
(Aplausos)