Como muchos americanos,
mi familia y amigos han sufrido
problemas mentales de salud.
Existen muy pocas familias,
trabajos y comunidades
que puedan decir lo contrario.
Una de las cosas que he visto,
incluso habiéndose desarrollado
avances en los métodos
de tratamiento de la salud mental,
es que, a menudo,
hay un desfasaje
entre el tratamiento en concreto,
sus costes y su accesibilidad.
Por ello, me he enfocado mucho
en intentar garantizar
que las aseguradoras cumplan
con los cuidados de salud mental.
Cuando me mudé al condado de Orange
hace diez años,
no habían camas
en salud mental de pediatría.
Como dije, uno piensa
que es solo un condado.
Pero es más grande que
otros 20 condados.
Aún así, no habían camas
en el área de salud mental de pediatría.
Si bien esto cambió
con la dirección de nuestro
hospital de niños, es una muestra
de lo difícil que es encontrar
atención médica mental
y poder acceder a ella.
De modo que cuando
hablo de la salud de la gente,
me refiero a la salud
en cada aspecto de sus vidas.
Tanto física como mental.
Una de las mejores cosas de ser diputada
es que al hablar con la gente,
te comparten sus historias de vida.
Te cuentan sus decepciones.
Una de las mejores cosas
que he visto hacer
a las personas con discapacidades.
Nací en la era de la ley ADA.
Crecí en Iowa.
Tom Harkin
fue mi senador
y recuerdo lo difícil que fue
aprobar la ley ADA.
Vimos cómo fue desapareciendo
el estigma poco a poco
y la gente empezó a contar
sus decepciones y problemas,
lo que podían o no lograr
según su bienestar,
y lo que a menudo les falta.