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Cuando digo que soy misionero,
la gente me hace todo tipo de preguntas.
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Me preguntan:
"¿Qué clase de misionero eres?".
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O quieren saber precisamente
qué hace un misionero.
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O muchas veces, me dicen: "¿Una misionera?
¿Aquí? ¿Eso existe de verdad?".
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Hay 281 millones de personas no alcanzadas
en los EE.UU. y Canadá.
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Así que sí, existe.
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Hay una pregunta que nadie me ha hecho.
Y me gustaría que me la hicieran.
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Nadie me ha preguntado nunca:
"¿Dónde está la línea de meta?"
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Esa es la pregunta que quiero oír:
"¿Qué significa 'misión cumplida'?"
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Puedes ver videos sobre misioneros
en EE.UU. y Canadá como yo.
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Puedes leer historias sobre nosotros,
y puedes orar por nosotros.
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Pero no te obsesiones con los métodos
y detalles de lo que hacemos.
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No pierdas de vista lo principal.
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Todo lo que veas, oigas
y leas sobre nosotros
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no es más que un medio
para alcanzar un fin.
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Plantamos iglesias
para proclamar a Jesús.
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Satisfacemos necesidades
para proclamar a Jesús.
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Nos mudamos a lugares desconocidos,
buscamos a las personas no alcanzadas,
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y hacemos hasta lo imposible
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solo con el motivo
de proclamar a Jesús.
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No hay nada más importante.
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Nada.
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Nada de nada.
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Jesús dijo: "Vayan por todo el mundo
y proclamen el evangelio
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a toda la creación".
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Así que esa es nuestra línea de meta.
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Es la obediencia,
que también es tu línea de meta.
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Dios habla,
tú ofrendas y nosotros vamos.
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Todo comienza con tu donación a
la Ofrenda de Navidad de Annie Armstrong.
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Esas ofrendas nos permiten ir a lugares
donde el evangelio nunca ha llegado.
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Así es como cruzamos
la línea de meta.
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Así es como, unidos,
proclamamos a Jesús.
