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En Bolivia, como en el resto de los países del continente,
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a partir de agosto de 1985,
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se establece el modelo económico neo-liberal,
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como una forma de reacomodamiento de las fuerzas más poderosas
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que agrupadas en los países más poderosos,
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los organismos financieros internacionales
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y las más grandes trasnacionales,
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solo buscan dominar el mundo
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explotar nuestros recursos naturales
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y aumentar sus ganancias.
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gracias a esta política, los bolivianos,
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como los pueblos de los países pobres del mundo
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hemos sido despojados de
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todo nuestro patrimonio y nuestros recursos.
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Los bolivianos, solo somos dueños del agua y del aire.
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Cochabamba, Bolivia
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una ciudad con más de 1 millón de habitantes,
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sufre desde hace más de 50 años
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una aguda escasez de agua,
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y este tema, ha sido utilizado por políticos
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y empresarios para manipular a la población,
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en función a sus intereses económicos
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y de dominación.
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Los turriles tienen gran importancia doméstica
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porque en ellos se guarda el líquido elemento,
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y este es donde las familias administran el consumo cuidadosamente.
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Esto explica el porqué la administración del servicio
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de agua potable, tradicionalmente, ha estado
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descompensada, alternando su escasez
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con la insuficiencia de las redes de distribución,
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siempre en perjuicio de las zonas marginales,
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por la ausencia de visión social, en los proyectos dirigidos
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a incrementar captaciones y extender las conexiones
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El vocablo agua para la población cochabambina,
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tuvo siempre más significado que la implícita necesidad
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de satisfacerse de ella para mejorar su calidad de vida.
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No obstante, esta importante premisa,
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que representa por sí misma un amplio escenario
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de equitativo beneficio social,
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no representó nada para los líderes locales y gubernamentales,
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quienes sin pensar en el pueblo,
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conscientes de su poder, y sordos a las exigencias
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del Banco Mundial y del Fondo Monetario,
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decidieron la entrega de ese vital recurso,
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a través de la firma de un contrato de concesión
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por 40 años, a un consorcio extranjero de dudoso perfil.
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Ávido de ganancias inmediatas e insensibles,
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respecto a la realidad económica y social de las familias cochabambinas
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Este fue el detonante principal
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para que no solo citadinos,
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sino también campesinos de los valles de esta región
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se unieran militantemente, para salir a las calles
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y hacer frente a este nuevo atropello,
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la entrega del agua de los cochabambinos,
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a manos del consorcio extranjero Bechtel,
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que valiéndose de manipulaciones y de complicidades
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sospechosas de los gobernantes,
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logró camuflarse en una empresa denominada "Aguas de Tunari"
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cuyos administradores extranjeros iniciaron su
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actitud mercantilista, subiendo las tarifas del agua
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para consumo humano entre el 30% y 300%.
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Pero no solo la elevación de las tarifas agredía al pueblo.
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El gobierno intentó llegar más lejos en su determinación
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de dar fin con un recurso natural,
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que en realidad solo le pertenece al pueblo,
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mediante la vigencia de ley de aguas,
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que eliminaba toda posibilidad de que el campesino siga
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haciendo uso del agua de la manera como lo hizo
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desde los tiempos inmemoriales,
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mediante el respeto a los usos y costumbres.
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Esta ley también pretendía eliminar la tradición campesina
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en la forma de administración de su recurso para el riego.
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Y lo que es peor, le ponía precio incluso al agua de la lluvia.
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Reglas injustas, que provocaron una acción tenaz
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en salvaguarda del bien común regional,
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que se tradujo finalmente en la reversión
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de todo ese proceso enajenante.
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Este es un momento muy especial,
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registrado en marzo de 2002,
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el servicio de agua potable de Cochabamba,
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el SEMAPA, con la estructura administrativa que le
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asignó el resultado emergente de la guerra del agua,
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suscribe, con el Banco Interamericano,
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un contrato de crédito por la cantidad de 18 millones de dólares
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para financiar proyectos de ampliación a los servicios de SEMAPA.
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Un simultáneo proceso de institucionalización de la empresa
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perfeccionó su situación como entidad regional,
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no susceptible de ser transferida, vendida o repartida
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entre consorcios en el marco de la política
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de capitalizaciones y privatizaciones.
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Es decir, prevalece en definitiva
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el concepto de "patrimonio del ciudadano"
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ratificado como servicio público vital,
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demostrando que lo que se hizo en la guerra del agua
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era lo que se tenía que hacer.
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Pero hace dos años era otra clase de documento,
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redactado por intereses extraños y oscuros.
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El factor enervante que enfrentó al pueblo
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cochabambino con el gobierno.
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Las autoridades dieron su visto bueno
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al contrato con la empresa trasnacional "Aguas de Tunari",
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respaldando aquella primera decisión de garantizarse utilidades
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a partir de la elevación de tarifas,
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por consumo en un brutal porcentaje.
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La vacilación de los organismos civiles y sindicales tradicionales,
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y la subestimación gubernamental,
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dieron lugar a un histórico espacio de resistencia
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que solo pudo ser ocupado por la Coordinadora
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de Defensa del Agua y la Vida
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coalición de sectores sociales de la ciudad y el campo,
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que pasó a liderar un movimiento ejemplar de defensa
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de los intereses de la comunidad y de preservación
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soberana de los recursos naturales.
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Eran más de 600.000 hombres, mujeres
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jóvenes y niños.
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que salieron a las calles para decirle NO a este tipo
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de imposición mezquina.
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En la coordinadora están representados los
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trabajadores del sector sindicalizado,
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a través de la central obrera departamental,
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quienes, con su experiencia,
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aportan en las formas organizativas,
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sobretodo en los momentos de conflicto.
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La coordinadora habla en nombre de la población,
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que se siente ignorada, menospreciada,
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aquella que hasta abril no encontraba un espacio para opinar,
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discutir y exponer su sufrimiento, sus realidades y sus esperanzas
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La coordinadora es un movimiento social,
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surgido por la pérdida de credibilidad de las
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instituciones civiles tradicionales y de los partidos políticos
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la coordinadora es el espacio donde la gente delibera,
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opina, discute, decide y ejecuta las acciones a seguir
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Si el gobierno no quiere que "Aguas de Tunari" se vaya,
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el pueblo tiene que sacar aguas de Tunari, compañeros.
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La Coordinadora es el lugar donde la gente
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sencilla y trabajadora, ha comprobado que solo
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a través de la organización, la solidaridad,
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la confianza mutua y la pérdida del miedo,
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es posible transformar nuestra situación,
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nuestra realidad.
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De pronto en abril del año 2000
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el poder de convocatoria de la Coordinadora del Agua y la Vida,
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ascendió notablemente.
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Se convirtió en la resistencia cívica más espontánea,
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multitudinaria y decidida a revertir no solamente
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el traspaso sino también lograr la rescisión
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total del contrato con el consorcio de "Aguas de Tunari",
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y la modificación de la ley de aguas.
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Fueron cuatro meses de resistencia en las calles,
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de consultas populares que marcaban el rumbo a seguir,
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para no claudicar en el camino.
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Fueron cuatro meses de verdadero ejercicio democrático
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en el cual las decisiones del pueblo eran irreductibles,
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(Poema)
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Abril del 2000, tuvo una primera semana
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en la que la ciudad de Cochabamba se
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se convirtió en un campo de batalla.
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En este periodo se produjo en esta ciudad
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una de las jornadas más violentas,
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solo comparadas a las que se vivieron
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en épocas de la dictadura militar.
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En la ciudad, cada calle emplazó su barricada
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como expresión de su demanda de justicia,
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mientras que los campesinos
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bajaban de las alturas para bloquear caminos y carreteras.
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Solo así se logró frenar al gobierno
