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Reflexiones de la integrante de un jurado sobre la pena de muerte

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    Era jueves,
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    23 de junio de 1994.
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    (Suspira)
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    "Recojan sus pertenencias. Pueden irse.
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    Los agentes los acompañarán al salir.
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    Vayan directamente al auto
    y no hablen con los periodistas".
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    La cabeza me daba vueltas,
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    el corazón me latía a gran velocidad
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    y apenas podía respirar.
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    Solo quería salir de allí.
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    Al llegar al auto, arrojé
    mis cosas en el asiento trasero,
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    y me desplomé en el asiento del conductor.
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    "No puedo hacerlo.
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    No puedo ir a mi casa,
    estar con mi familia,
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    a quien no veo desde hace una semana
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    y simular que estoy bien".
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    Ni siquiera el amor y el apoyo
    de mi familia podía ayudarme
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    en ese momento en particular.
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    Veníamos de sentenciar
    a un hombre a muerte.
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    ¿Y ahora qué?
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    ¿Simplemente volver
    a casa y lavar los platos?
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    Ahora bien,
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    en Misisipi
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    la pena de muerte forma parte
    de una cultura de la que no se habla.
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    La lógica básica es
    que, si matas a alguien,
  • 1:35 - 1:39
    pues entonces te darán la pena de muerte.
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    Así fue que, durante el proceso
    de selección de los jurados,
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    me preguntaron:
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    "Dado el caso,
  • 1:52 - 1:57
    ante la presentación de pruebas
    que justifiquen la pena de muerte,
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    ¿estaría dispuesta,
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    de manera racional y sin reservas,
    a dictaminar la pena de muerte?".
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    Mi respuesta fue un rotundo "sí",
  • 2:10 - 2:12
    y me seleccionaron jurado número 2.
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    El juicio comenzó.
  • 2:17 - 2:19
    A partir de las pruebas presentadas
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    y de las fotografías de la víctima,
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    mi primera reacción fue:
  • 2:25 - 2:30
    "Sí, este hombre es un monstruo,
    y merece la pena de muerte".
  • 2:32 - 2:36
    Me pasé días observando sus manos,
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    las mismas que entregaron el cuchillo,
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    la enfermiza palidez de su piel,
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    sus ojos...
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    En realidad, había pasado
    días interminables en su celda,
  • 2:52 - 2:54
    sin luz natural,
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    y por eso tenía los ojos tan oscuros
    como su cabello y su bigote.
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    Su presencia causaba terror,
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    y no había el menor resquicio
    de duda sobre su culpabilidad.
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    Pero independientemente
    de su culpabilidad,
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    con el transcurso de los días,
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    empecé a ver a ese monstruo
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    como a un ser humano.
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    Algo en mí estaba cambiando,
    y no sabía qué era.
  • 3:27 - 3:30
    Empezaba a cuestionarme
  • 3:30 - 3:34
    si en verdad quería darle
    la pena de muerte.
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    Las deliberaciones
    del jurado dieron comienzo,
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    y el juez nos dio
    las instrucciones de rigor
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    que debían usarse como herramienta
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    para llegar al veredicto.
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    Ahora bien, esa herramienta
    llevaba a una sola decisión:
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    la pena de muerte.
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    Me sentí acorralada.
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    Mi cabeza se contradecía con mi corazón,
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    y el solo pensar en la pena
    de muerte me repugnaba.
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    Aun así, en línea con
    las instrucciones del juez,
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    como persona respetuosa de la ley,
  • 4:20 - 4:21
    cedí.
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    Cedí y voté junto a los otros 11 jurados.
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    Y allí estaba:
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    nuestro defectuoso sistema
    judicial en pleno funcionamiento.
  • 4:38 - 4:40
    Entonces, dentro del auto,
  • 4:40 - 4:42
    me pregunté:
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    "¿Cómo haré para que mi vida
    siga siendo la misma?".
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    Mi vida eran mis hijos, el trabajo,
    la iglesia, los partidos de béisbol,
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    como la vida normal de cualquiera.
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    Pero ahora todo me parecía banal.
  • 4:59 - 5:02
    Me sentía caer por un abismo.
  • 5:03 - 5:06
    La ira, la ansiedad,
  • 5:06 - 5:09
    la culpa, la depresión...
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    Todo me asaltó de pronto.
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    Tenía que retomar mi vida,
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    así que busqué ayuda en la terapia.
  • 5:19 - 5:23
    La terapeuta me diagnosticó
    estrés postraumático,
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    y me dijo que la mejor manera
    de superar ese trastorno
  • 5:29 - 5:30
    era hablando del problema.
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    Pero si hablaba o intentaba hablar
    de mi experiencia traumática
  • 5:37 - 5:38
    fuera de su consultorio,
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    me callaban.
  • 5:40 - 5:43
    Nadie quería que hablara del tema.
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    Era solo un asesino. Supéralo, y ya.
  • 5:48 - 5:53
    Fue entonces cuando decidí convertirme
    en una sobreviviente silenciosa.
  • 5:54 - 5:57
    Doce años después, en 2006,
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    me enteré de que Bobby Wilcher
    había retirado todas sus apelaciones
  • 6:03 - 6:07
    y que la fecha de su ejecución
    estaba muy cerca.
  • 6:07 - 6:10
    Fue como un golpe en el estómago.
  • 6:10 - 6:14
    Reviví todas esas sensaciones
    que llevaba ocultas.
  • 6:16 - 6:21
    En un intento de encontrar algo de paz,
    llamé al abogado de Bobby y le dije:
  • 6:21 - 6:23
    "¿Puedo ver a Bobby
    antes de que lo ejecuten?".
  • 6:24 - 6:29
    De camino a la penitenciaría
    el mismo día de su ejecución,
  • 6:29 - 6:33
    imaginaba que Bobby estaría
    totalmente fuera de control.
  • 6:34 - 6:38
    Pero, sorprendentemente,
    estaba muy tranquilo.
  • 6:39 - 6:44
    Y durante dos horas, ambos, sentados
    frente a frente, hablamos de la vida,
  • 6:45 - 6:51
    y finalmente le pedí perdón
    por mi intervención en su muerte.
  • 6:52 - 6:54
    Sus palabras fueron:
  • 6:55 - 6:59
    "No tiene por qué pedir perdón.
    Ud. no me puso en este lugar.
  • 6:59 - 7:01
    Lo hice yo solo.
  • 7:02 - 7:05
    Pero si la hace sentir mejor, la perdono".
  • 7:07 - 7:09
    De regreso a mi casa,
  • 7:09 - 7:12
    me detuve en un restaurante,
    compré una margarita...
  • 7:13 - 7:16
    (Risas)
  • 7:17 - 7:19
    Ninguna sería lo suficientemente grande
  • 7:19 - 7:20
    (Risas)
  • 7:20 - 7:22
    como para calmarme.
  • 7:23 - 7:25
    Sonó el teléfono.
  • 7:26 - 7:28
    Era el abogado de Bobby.
  • 7:29 - 7:32
    Faltando dos minutos para su ejecución,
  • 7:32 - 7:34
    le dieron una prórroga.
  • 7:36 - 7:40
    Esa suspensión me dio tiempo
  • 7:40 - 7:42
    para acercarme a Bobby.
  • 7:43 - 7:47
    Y aunque parezca descabellado,
    nos hicimos amigos.
  • 7:49 - 7:54
    Tres meses después, fue ejecutado
    por el estado de Misisipi.
  • 7:55 - 8:00
    Estoy aquí para contarles mi historia,
  • 8:01 - 8:06
    porque fue exactamente 22 años después
  • 8:06 - 8:10
    cuando decidí sincerarme y hablar del tema
  • 8:11 - 8:13
    por consejo de un amigo:
  • 8:14 - 8:18
    "Oye, quizás debas hablarlo
    con los otros jurados.
  • 8:18 - 8:21
    Han pasado por tu misma experiencia".
  • 8:22 - 8:24
    Sin saber muy bien para qué,
  • 8:25 - 8:27
    lo cierto es que necesitaba
    hablar con ellos.
  • 8:27 - 8:29
    Decidí contactarlos,
  • 8:31 - 8:33
    y logré encontrar a la mayoría.
  • 8:33 - 8:35
    El primer jurado que vi
  • 8:36 - 8:38
    pensaba que Bobby tuvo su merecido.
  • 8:39 - 8:40
    Otro de los jurados,
  • 8:41 - 8:47
    en cierto modo lamentó que la sentencia
    se hubiera dictado con tanta demora.
  • 8:47 - 8:50
    Y luego otro jurado, que quién
    sabe qué problema tendría,
  • 8:50 - 8:53
    no recordaba absolutamente
    nada del juicio.
  • 8:53 - 8:54
    (Risas)
  • 8:54 - 8:56
    A esa altura,
  • 8:57 - 8:59
    pensé para mis adentros:
  • 8:59 - 9:03
    "Vaya, ¿son estas las respuestas
    que me van a dar?".
  • 9:04 - 9:07
    Pero por suerte estaba Allen.
  • 9:08 - 9:10
    Allen era un alma generosa.
  • 9:11 - 9:14
    Y cuando hablé con él, se mostró
    genuinamente compungido
  • 9:15 - 9:17
    por nuestra decisión.
  • 9:17 - 9:24
    Y me contó del día exacto
    en que la angustia lo sobrecogió
  • 9:24 - 9:25
    y le dio un duro golpe.
  • 9:26 - 9:28
    Fue cuando escuchó por radio
  • 9:28 - 9:34
    la lista de los hombres
    que serían ejecutados
  • 9:34 - 9:35
    en la penitenciaría de Parchman.
  • 9:37 - 9:39
    Oyó el nombre de Bobby,
  • 9:39 - 9:43
    y recién entonces tomó
    conciencia de lo que había hecho.
  • 9:43 - 9:48
    Y dijo: "En verdad, yo he participado
    en la muerte de ese hombre".
  • 9:49 - 9:52
    Y hoy, 20 y tantos años después,
  • 9:52 - 9:55
    Allen aún sigue lidiando con ese problema.
  • 9:56 - 10:00
    Y no se lo ha dicho a nadie,
    ni siquiera a su esposa.
  • 10:02 - 10:03
    Me dijo también
  • 10:04 - 10:07
    que si el estado de Misisipi
    quería seguir con la pena de muerte,
  • 10:07 - 10:12
    entonces ya era hora de que empezaran
    a asistir a los jurados con terapia.
  • 10:13 - 10:16
    Luego me contacté con Jane,
    parte del grupo de jurados.
  • 10:16 - 10:19
    Actualmente, está totalmente
    en contra de la pena de muerte.
  • 10:19 - 10:21
    Y también estaba Bill.
  • 10:21 - 10:27
    Bill dijo que sufrió de una profunda
    depresión durante semanas,
  • 10:27 - 10:28
    y cuando regresó al trabajo,
  • 10:29 - 10:32
    sus compañeros le decían cosas como:
  • 10:32 - 10:34
    "¿Y? ¿Lo cocinaste
    en la silla eléctrica?".
  • 10:34 - 10:36
    Para ellos, no era más que una broma.
  • 10:37 - 10:38
    Y luego estaba Jon.
  • 10:39 - 10:43
    Jon admitió que aquella decisión
    fue un gran peso que debía cargar,
  • 10:43 - 10:45
    y que lo aplastaba día tras día.
  • 10:47 - 10:50
    El último jurado con quien hablé fue Ken.
  • 10:50 - 10:52
    Él era el jefe de los jurados.
  • 10:53 - 10:55
    Cuando empezamos a hablar,
  • 10:56 - 11:00
    no podía ocultar la profunda tristeza
  • 11:00 - 11:03
    que le significó el tener
    que cumplir con su deber.
  • 11:03 - 11:07
    Revivió en su memoria el día
    en que salió del juzgado,
  • 11:08 - 11:09
    se fue conduciendo a su casa
  • 11:10 - 11:13
    y cuando puso la llave
    en la cerradura para abrir la puerta,
  • 11:13 - 11:16
    confesó que se desplomó, literalmente.
  • 11:18 - 11:21
    Dijo que sabía que Bobby era culpable,
  • 11:21 - 11:24
    pero no estaba seguro
  • 11:24 - 11:27
    de que su decisión había sido la correcta.
  • 11:28 - 11:31
    Y dijo que esa idea rondaba
    en su mente una y otra vez.
  • 11:32 - 11:34
    ¿Hicimos lo correcto?
  • 11:35 - 11:37
    ¿Hicimos lo correcto?
  • 11:38 - 11:40
    ¿Hicimos lo correcto?
  • 11:44 - 11:45
    (Suspira)
  • 11:46 - 11:48
    Tantos años habían pasado,
  • 11:49 - 11:51
    y recién entonces me di cuenta
  • 11:51 - 11:54
    de que no era yo la única
    decepcionada entre los jurados.
  • 11:55 - 12:00
    Y pensamos en la posibilidad
    de compartir nuestra experiencia
  • 12:00 - 12:02
    con potenciales jurados
  • 12:03 - 12:07
    para darles una perspectiva
    de lo que deberán afrontar,
  • 12:08 - 12:11
    y para que no sean complacientes,
  • 12:12 - 12:15
    que estén seguros de lo que piensan,
  • 12:15 - 12:18
    que sepan dónde están parados,
    que estén preparados,
  • 12:19 - 12:25
    porque nadie querrá entrar
    en la corte como jurado una mañana
  • 12:25 - 12:29
    y salir al final del juicio
    sintiéndose un asesino.
  • 12:30 - 12:33
    Mientras atravesaba
    este duro trance en mi vida,
  • 12:33 - 12:35
    encontré inspiración,
  • 12:35 - 12:37
    que me la dieron mis nietas.
  • 12:39 - 12:41
    Mi nieta Maddie, de 14 años,
  • 12:42 - 12:45
    estaba redactando un trabajo
    sobre la pena de muerte para la escuela,
  • 12:45 - 12:47
    y empezó a hacerme preguntas.
  • 12:48 - 12:51
    Y allí me di cuenta de que ella
    recibió la misma educación
  • 12:51 - 12:55
    basada en la cultura del "ojo por ojo"
  • 12:56 - 12:59
    que recibí yo... O había recibido.
  • 13:00 - 13:04
    Y le expliqué mi experiencia
    de la siguiente manera:
  • 13:05 - 13:09
    que yo había condenado
    a una persona a la pena de muerte
  • 13:10 - 13:12
    como miembro del jurado.
  • 13:12 - 13:14
    Y le pregunté:
  • 13:14 - 13:16
    "¿Eso me transformó a mí en asesina?".
  • 13:18 - 13:19
    No pudo responderme.
  • 13:20 - 13:24
    Supe entonces que este tema
    ameritaba un debate profundo.
  • 13:24 - 13:26
    ¿Y saben qué ocurrió?
  • 13:27 - 13:30
    Me invitaron a hablar, hace muy poco,
  • 13:30 - 13:33
    en una comunidad abolicionista.
  • 13:34 - 13:36
    Cuando estuve allí, me dieron una camiseta
  • 13:37 - 13:39
    que decía "Basta de ejecuciones".
  • 13:40 - 13:44
    Cuando regresé a mi casa,
    mi nieta Anna, de 16 años,
  • 13:45 - 13:47
    me dijo: "¿Me prestas la camiseta?".
  • 13:48 - 13:50
    Entonces miré a su padre,
  • 13:51 - 13:52
    es decir, mi hijo,
  • 13:53 - 13:58
    y yo sabía qué él aún tenía sus reservas
    con el tema de la pena de muerte.
  • 13:58 - 14:00
    Me dirigí a mi nieta y le dije:
  • 14:01 - 14:02
    "¿La usarás?".
  • 14:03 - 14:06
    Entonces ella mira a su padre y le dice:
  • 14:06 - 14:11
    "Papá, sé lo que sientes, pero
    yo no creo en la pena de muerte".
  • 14:12 - 14:15
    Mi hijo me miró,
  • 14:15 - 14:18
    sacudió la cabeza y dijo:
  • 14:20 - 14:21
    "Gracias, mamá".
  • 14:22 - 14:25
    Y yo sabía que no era
    un "Gracias, mamá" genuino.
  • 14:26 - 14:27
    (Risas)
  • 14:28 - 14:32
    Supe así que la vida
    me enseñó algunas cosas.
  • 14:34 - 14:39
    Me enseñó que, si yo no hubiera
    formado parte de ese jurado,
  • 14:40 - 14:44
    hoy pensaría de esa misma forma.
  • 14:45 - 14:48
    También me dio la confianza
  • 14:48 - 14:51
    para poder ver a través
    de los ojos de mis nietas,
  • 14:52 - 14:57
    y entender que esta generación
    más joven es capaz y está dispuesta
  • 14:57 - 15:01
    a abordar estos ríspidos temas sociales.
  • 15:02 - 15:05
    Y gracias a mi experiencia,
  • 15:05 - 15:10
    ahora mis nietas tienen más herramientas
  • 15:10 - 15:14
    para valerse por sí solas
    y pensar por sí mismas
  • 15:14 - 15:19
    sin tener que seguir
    las creencias culturales.
  • 15:20 - 15:21
    En definitiva,
  • 15:22 - 15:26
    siendo de una familia
    conservadora y cristiana,
  • 15:26 - 15:31
    y de un estado profundamente
    conservador en Estados Unidos,
  • 15:32 - 15:34
    he venido a decirles
  • 15:35 - 15:39
    que la pena de muerte
    tiene nuevos detractores.
  • 15:40 - 15:41
    Gracias.
  • 15:41 - 15:45
    (Aplausos)
Title:
Reflexiones de la integrante de un jurado sobre la pena de muerte
Speaker:
Lindy Lou Isonhood
Description:

Lindy Lou Isonhood se crió en una ciudad donde la pena de muerte era parte de la realidad cotidiana, una parte silenciada de su cultura. Pero luego de integrar un jurado para juzgar a un hombre por homicidio, y de haber votado a favor de su condena con la pena de muerte, algo cambió en su fuero interno. En esta interesante e íntima charla, Isonhood reflexiona sobre la pregunta que se ha venido haciendo en los 25 años posteriores a aquel juicio: ¿soy una asesina?

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Video Language:
English
Team:
closed TED
Project:
TEDTalks
Duration:
16:00

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